Pequeña Serenata
del Amor Virtual..
He
estado tocando la guitarra un buen rato. Cuando me desperté, la
sentí
llorar en el silencio de la madrugada.
Fui cauteloso hasta el rincón donde yacía,
y al abrir el estuche, me la encontré
bañada en lágrimas..
La cargué, la acomodé
en mi regazo, y entre caricia y caricia le pregunté que le pasaba,
que no podía soportar que mi
más fiel compañera estuviera llorando con tanta tristeza,
y que compartiera sus penas conmigo
como yo las había compartido siempre con ella.
Entre bellísimas fugas en tono
menor, me contó que
estaba celosa de ese frío aparato
parecido a un pequeño televisor,
donde me sentaba durante horas a teclear
sin producir sonido alguno.
Que presentía que la computadora
no me entregaba su corazón
como lo hacía ella cada vez que
yo la pulsaba.
Entonces le hable de ti, le expliqué
que la computadora no me entregaba su corazón,
pero que tú si lo estabas haciendo
a través de ella,
que no era cuestión de tecnología
sino de amores.
Y como siempre, mi guitarra comprendió.
..Llenó de alegrías su
alma de madera
y comenzó a vibrar con escalas
mayores.
Al final, terminamos fundidos en un abrazo
armónico,
en el que acordes y arpegios se hicieron
cómplices para nutrir nuestros espíritus
y transformarse en canción.
Reflexión de:
Pepin Rivero
2000